Ciudad Cerrada, por Mex Urtizberea


“Ramal que para, ramal que cierra.”

Carlos Menem, noviembre de 1989

AL canal Ciudad Abierta quieren cerrarlo.

Tiene poco rating, dicen.

No es rentable.

Y es cierto.

Para qué mentir.

Pasan entrevistas a escritores, intelectuales, científicos; una ficción dirigida por un realizador joven, premiado en varios lugares del mundo, pero que acá nunca salió en la tapa de ninguna revista. Los actores son buenos, pero no muy conocidos, no se escucharon muchos chimentos sobre ellos. Emiten documentales sobre fábricas recuperadas, sobre una editorial cartonera. Un programa muestra el proceso de armado de una de las excelentes obras de teatro de la cartelera porteña, cuya existencia merece ser difundida de todas las formas posibles para que el público vaya, vea, escuche, reflexione y se lleve a su casa una idea diferente rondándole en la cabeza.

En este mismo instante, por ese canal, se difunde un programa en el que un vecino de Villa Crespo, un hombre que vivió toda su vida en ese barrio y lo conoce como la palma de su mano, lo recorre acompañado por la cámara y cuenta los secretos del lugar: curiosidades, historias que sucedieron allí. Otros vecinos se suman y aportan sus relatos. No hay una estrella, una luminaria, algún famoso que hable del barrio; simplemente son ellos, los vecinos, y el barrio como protagonista.

A la misma hora, en otros canales, hay posiblemente –seguramente– propuestas más atractivas para la audiencia masiva, más rentables, con mayores posibilidades de alcanzar una mejor marca de rating: alguien canta desafinado y es defenestrado en público; un programa especial dedicado enteramente a una vedette que intentó suicidarse cortándose las venas; alguien enseña a hacer un payaso con jabón de glicerina en una emisora que se autoproclama como un canal para la mujer; un conductor, junto a sus panelistas, hablan de lo que pasó en otro programa donde el conductor, junto a sus panelistas, hablan de lo que pasó en otro programa cuyo conductor, junto a sus panelistas, hablan de lo que pasó en otro programa.

Todo es cultura.

También lo son los programas de entrevistas a escritores, intelectuales, científicos, las ficciones realizadas por directores nuevos y promisorios, los documentales que muestran otros aspectos de la realidad, ese aspecto de la realidad que no tiene prensa.

Al canal Ciudad Abierta quieren cerrarlo, y si así sucede, a la ciudad se le cerrará un espacio cultural, una alternativa para quienes prefieren las alternativas.

Y los argumentos para el cierre no son sobre la calidad de la propuesta (esta sería una discusión mucho más interesante, más rica y provechosa) sino porque no es un canal rentable, tiene poco rating.

Y es cierto.

Para qué mentir.

A veces la cultura no es rentable, no es un buen negocio.

A veces la cultura no es un negocio.


Por Mex Urtizberea
Publicado en La Nación el 16/11/2007.
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1 comentarios:

Anónimo dijo...

La cultura es un negocio, pero sus beneficios son muy difíciles de medir en el corto plazo. No lo culpo a Mauricio Macri por querer ahorrar dinero, quizás deberíamos ponernos en su lugar. El, además de político, es un hombre de negocios.

Quizás sería mejor hablar en un lenguage diferente para que los políticos y la gente de negocios comprendan los beneficios de invertir en cultura.

Volando de Barcelona a Munich ojeo la revista que gratuitamente distribuye Lufthansa y veo un artículo dedicado a Martha Argerich. Inevitable pasar por alto que el artículo nombra la nacionalidad de la famosa pianista. Publicidad gratis para el país? No. Argerich dio sus primeros pasos con el piano en una Buenos Aires donde la cultura era accesible. Claro, la ciudad ha tenido que esperar unas décadas para ver resultados.

Ahora un caso no tan pop. Catherine Cesarsky, es la Presidenta de la International Astronomical Union y hasta hace muy poco presidenta de la European Organization for Astronomical Research, la organización más importante en cuanto a astronomía. Cesarsky es Francesa pero ha estudiado en la Universidad de Buenos Aires, en el ambiente todos conocen ese detalle. Publicidad gratis para la ciudad? Nada es gratis.

Hay mucha gente que relaciona Buenos Aires con cultura y eso es una ventaja a la hora de vender a la ciudad como centro de negocios en el exterior. Alguna duda de que el tango porteño vende en Japón?

Aunque sean tres gatos locos los que lleguen al canal 80 para ver cultura, quizás uno de ellos tenga suerte y pague por lo invertido. Acaso el piano es tocado por millones o la astronomía ciencia de las masas?

El rating no cuenta.